CUANDO EL COCODRILO LLORA DE VERDAD

Confieso que sigo haciéndolo. A veces me canso de hacerlo, pero otras simplemente me sale de dentro. No me parece malo, pero si alarmante. No es normal que siga llorando a mis escasos 30 años. No soy un llorón, no soy débil, me atrevería a decir que el mundo necesita un cambio, porque hasta las lágrimas se cuestionan, se duda de ellas, y no falta razón en eso. Una muestra de emoción pura, un sentimiento incontrolable, ahora ya no es nada de eso, hay quien las finje, quien las provoca.....todo lo puro se esta perdiendo.


No haré una entrada triste. Ni tampoco pretendo escribir un rollo psicológico. Solo quiero reconocer que lloro, no es que lo haga frecuentemente pero lo hago. No celebro hacerlo, normalmente es por una causa mala, añoro llorar de felicidad, pero esos tiempos quedan lejos, ultimamente mis lágrimas caen por rabia, dolor o simplemente pena, lo que está claro es que están lejos de mi control. Mirando el lado positivo diría que eso me hace sensible, aunque es sabido que las lágrimas son comunes a todos, pero mi frecuencia y mis motivos actuales me hacen pensar que es por una elevada y critica emocionalidad. Todo en exceso es malo, seguramente ser demasiado emotivo pueda ser una señal de debilidad o de que algo no está bien en mi carácter.

Lo que no me gusta tanto es el uso no natural de este sentimiento tan tradicionalmente autentico. Da rabia, mucha, una lágrima expresa tanto....mas que una palabra. Responder con una lágrima tiene tanto significado. Ahora debemos dudar de la sinceridad de las mismas. Las famosas lágrimas de cocodrilo son el ejemplo mas claro de lo que digo, a veces se fuerzan las lágrimas y solemos caer en que son de verdad.

Es lo que se conoce como CHANTAJE EMOCIONAL, la pena mueve montañas y un buen papel o unas buenas lágrimas falsas abren el corazón mas duro y las puertas mas cerradas. Hay auténticos especialistas en el chantaje emocional, las lágrimas de cocodrilo o la filosofía del que "EL QUE NO LLORA NO MAMA". Todo es respetable e insisto no quiero hacer un debate psicológico de ningún tipo, simplemente defiendo la naturalidad de las lágrimas, su espontaneidad, su salir por que sí. Estoy orgulloso de mi, pues visto lo visto, lloro por que sí, aunque los motivos no sean de felicidad. Pero son sinceras y con el tiempo CLAUDIA, my Sweet Claudia, me hará llorar de felicidad... o eso espero.

Pero al final, sigue siendo lo más sincero que puede expresar una persona, pese a las de cocodrilo. Si los ojos no mienten, las lágrimas no suelen hacerlo. No las ocultemos, no nos escandalicemos, porque alguien como yo de vez en cuando llore, aunque sea por frustracion o por impotencia como en mi caso. Tampoco me gustan los que esconden las lágrimas, es absurdo, un sinsentido, no demuestran ser mejores. Y como final, sobre todo si hacemos llorar a alguien que sea de felicidad, de risa, de lo que llamo lágrimas dulces, no hagamos daño, no busquemos la lágrima ajena para ser mejores, por supuesto la lágrima fácil, aquella que provocamos en nosotros mismos para conseguir ciertas cosas, volvemos al chantaje emocional, no es muy recomendable tampoco. Y no lo es porque al final cuando llores de verdad no te creerán y eso si es duro y triste.






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