COLUMPIOS VACÍOS

Vivir sin importarte nada. Con la única inquietud de que juguete utilizar ahora o como gastar mi tiempo libre. Adorando y respetando a padres, abuelos y a toda tu familia. Arrastrándote y suplicando que no te lleven al cole aunque después acabes disfrutando en el recreo con toda tu pandilla.  Esforzarte por portarte bien aunque solo de manera temporal, para conseguir una chuche o algo más grande como una bici, una videoconsola o un coche teledirigido. En eso se basa el ser un niño. Es una época fabulosa, fascinante e inquietante a la vez. Una parte de la vida única, irrepetible y por supuesto feliz.



Que sea siempre así, un periodo brillante, feliz, esplendido. Por los motivos cualquiera, por la justificación que quieras, pero que lo sea. Toda niñez casi siempre es sinónimo de felicidad. Esas sensaciones y esa forma de vivir deberían durar toda la vida, deberían ser eternas. Vivir la vida como si fueras un niño, siendo inocente, ingenuo, feliz, con una imaginacion sin fin y absolutamente creativa. Que tus únicos objetivos sean pasártelo bien, jugar, reír... olvidarte de todo lo demás. Quiero ser un niño otra vez, sentirme así siempre, creativo, cariñoso, sin maldad y... por supuesto feliz. Las obligaciones de la vida te impiden, nos impiden volver a serlo, pero en cierta manera ya lo soy.

Lo he vuelto a ser , aunque de manera diferente. He recuperado la creatividad e imaginacion y las ganas de pasármelo bien. Tengo la edad de un adulto pero el corazón de un niño. He visto en los ojos de mi hija lo que significaba ser niño. Y lo quiero, lo deseo y me parece un buen plan de vida. Esa será mi nueva realidad, mi nuevo objetivo. Ocupar todos los columpios vacíos que vea, tirarme por todos los toboganes, ver los dibujos animados de ayer y de hoy. Reírme y ser travieso y sobre todo olvidarme de las cosas feas y aburridas de los mayores. Ojalá la vida me lo permitiera, ojalá fuera posible... no se si pedirle a los  Reyes Magos que me lo hagan posible. De momento, desconecto a veces de este alocado y serio mundo para de vez en cuando meterme en la piel de mi yo de niño. He rejuvenecido y me va bien así. Que nadie me castigue, que nadie me encierre en el cuarto, que nadie me diga no te fíes de este o del otro, o me pida la mano para cruzar la calle. Eso ya te lo enseña la edad... ya me quedó claro.

Para cerrar este post una canción de un niño que llegó a estrella mundial y vivió siempre como tal... como un niño.

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