UN RINCÓN DEL EVEREST

 Pues no era para tanto. O eso dicen aún hoy algunos. Al final el tiempo lo ha ido curando. A su manera. Cómo un guiso casero, alternando fases de ebullición con fases de reposo. Sí, lo ha curado. Pero no lo ha hecho desaparecer. Todo eso que no era para tanto, permanece inactivo en ocasiones y otras muy presente. Lo tiene guardadito en un rincón. Solo el tiempo sabe donde. Escogí no saberlo, le supliqué que no me dijera donde lo guarda. De vez en cuando lo va sacando y me llena la vida de sentimientos entremezclados, de confusión y sobretodo de recuerdos. Malos y buenos. Y así, el resto de tu vida. Entendi que esos momentos en que lo saca del rincón secreto, son necesarios. Dolorosos pero necesarios. Que aprendes cada vez que los sufres. 


Se resume todo en sobrevivir. Regenerarse, levantarse, juntar tus piezas cada vez que te rompas. Renunciar a las situaciones que pasan simplemente porque si. Porque alguien que no eres tú así lo ha querido. Asumir que no lo puedes controlar, que es mejor dejarse ir. Fluir. También consiste en llorar. Llorar y sufrir. Hasta que pienses que no puedes más y veas que si podías. Y en hablar y escuchar. A partes iguales. Y ambas hacerlas con el corazón. 

Se resume en valorar las pequeñas alegrías con la misma pasión que si vinieras de lograr conquistar el mismísimo Everest. No es un consejo, ni un truco. Ni siquiera una moraleja. Es mi opinión. La lectura de lo vivido. La conclusión de lo que la vida me ha enseñado sin darme cuenta. Tal vez siga eso ahí guardado. Pero es cierto...ya no es para tanto. Ni el dolor, ni el rencor, ni tampoco la luz que antes me cautivó. Me quedo con lo que cada día me dice la vida. Constantemente. Cómo un alumno malo incapaz de aprender...Sobrevive. Partete pero no te rompas. 

Pocas canciones pero todas exitazos. Y después... desapareció. Con uno de ellos de Cindy Lauper, cierro el post sobre el tiempo y sus rincones mentales...



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