SER OLAF
Derretirse por quién vale la pena, andar con una nube de tormenta permanente encima y ser tan sumamente feliz que hasta resulte tonto. Ese debe ser el truco. Ser Olaf. El muñeco de nieve más famoso del mundo. Creado para satisfacer a una niña y que se convirtió en su mejor amigo y guardián. La vida es mejor si te pareces a Olaf. Afrontar todos los miedos de la vida y darte igual si te pasa algo.
Porque no solo ser trata de ser ingenuo, torpe y divertido, ni de parecer tonto. Es algo más. Es leer entre líneas, es recuperar la inocencia, la lealtad y el compromiso con los demás.
Las verdaderas lecciones las dio el, ni reinas ni princesas, un muñeco de nieve feliz, despreocupado y tremendamente confiado.
El mundo va a por estos, a los por qué son o quieren ser Olaf. Porque saben que son la clave. Que si les cae una montaña de hojas que les entierre se reirán y se las quitarán. Que si ven una chimenea porque alguien amigo necesita calor, la van a encender aunque se derritan mortalmente. Porque saben que son más de unir con abrazos que separar a espadazos.
Yo quiero ser Olaf, volver a serlo, porque todos nacemos y somos Olaf, lo que pasa es que el frio acaba por helar corazones.
Saber adaptarse y mejorar también es una opción como lo que hizo Elton John con la británica Dua Lipa, y la versión del frío corazón.
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