TIENEN MIS MALES REMEDIO

 Ahora he descubierto que encima enganchas. Que además de estar carente de lógica, eres una lapa. Que no te basta con  hacerme alternar, según tú único criterio, dolor y alegría, sino que pretendes quedarte ahí para siempre. Has demostrado que dices no quererme pero no piensas irte de mi lado nunca. Manifiestas que somos dos cuerpos libres pero te agarras a mí espalda y a mí pecho con toda tu fuerza. Todo muy lógico si señor, muy coherente. Pero si no consigo despegarte, caeremos los dos, o volaremos, o tal vez lo consigamos. Lo que está claro es que no me vas a parar. 



Que lo digan, es cierto. Te llevo enganchada a la espalda. Colgada como un saco. En el fondo es lo que quieres, retenerme. Porque antes molaba. La situación y molaba yo. Ambas cosas. Porque si vuelvo a molar que sea solo como lo hacía contigo, si vuelvo a ser detallista, romántico y casi casi perfecto, que sea contigo. No vas a permitir que recupere el espíritu y sean otros los que me disfruten. Ahora lo entiendo. Por eso no te vas. Por si vuelvo. Por si alcanzo el nivel de brillo que un día tuve. 

Mis males tienen remedio y desafiare al refrán que lo niega. Y contigo o sin tí, sanaré, como estoy sanando, aunque preferiría que fuera sin tí. Eres una dura carga lo reconozco pero ya no me doy ni cuenta que estás ahí. Aunque que cambies de sitio y pases del pecho a la cabeza. No lo noto. No te noto. Ya no. Tampoco intento despegarte. Ya no. 

El título de la canción de cierre, es la primera parte de la famosa frase. Ellos más que consagrados gracias a temazos inmortales como este. Y yo utilizo la canción para poner el broche al post sobre lo que no dejamos ir y sobre los que no se quieren ir...




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