LUCIÉRNAGAS NEGRAS.

 Brillaste desde el principio. El problema lo tenía yo que no supe verlo. Siempre has estado ahí, resistiendo sin dejar de brillar. Ahora eres más reluciente, destacas más. Pero tienes miedo de que al final consigan apagarte. No sé si podré ayudarte, no sé si podré impedirlo, todavía asimilo que acabo de descubrirte. Que pase lo que tenga que pasar, no se vive tan mal en la oscuridad. Porque aprendes a darte cuenta que realmente no existe. Que si no estuvieras tú, lucecita mía, aparecería otra, u otra, alguna, seguro. De tu clan, de tu familia, de tu grupo de luciérnagas negras. 

Vamos a disimular. Aceptame el consejo. Deja que te tape, te encierre o niegue que estás aún brillando. Volvamos a lo nuestro, a lo oscuro, lo negro, lo triste y lo bajo. Es por tu bien. Pensarán que te apagaron y te dejarán en paz. Es lo único que se me ocurre para ayudarte. El miedo tiene soldados peligrosos y no tolera luces encendidas. 

Gracias por toda la luz, por aguantar todo este tiempo, se que ha sido difícil. Tú llama es ahora más feliz, más chisposa y más mágica...si hasta bailas. Pareces un dibujo animado, una ilusión, una luz interior de esperanza. Gracias por la fe y por la fuerza, pero tienes que brillar sola, de momento. 

En la ciudad búho, las luciérnagas toman el control y bailan brillando, con esa canción homenaje a esos animales que siempre brillan, cierro el post a la luz que se ve justo cuando todo está terriblemente oscuro, y resulta que sale del propio interior.