SI LA RANA PUDO...

 Se han oído. Después de tanto tiempo en silencio, se han vuelto a escuchar las trompetas. Y la luz ha vuelto. La exterior y la interior y todo parece rosa, azul y de todos los colores del arcoiris. Las noches son para los fuegos artificiales y hasta parece que ahora la gente me mira diferente. Parece que la imagen se va limpiando, que las habilidades salen a flote y que vuelven a creer en mi. O tal vez sean solo sensaciones, pequeñas treguas que la durísima vida da de vez en cuando para que te confíes. Pero lo cierto, es que yo también los he oído, los saxofones y los violines, tapando por fin a los tambores de guerra habituales y a los incesantes aullidos.


 

Parece primavera cuando estamos a las puertas del invierno. Pero no se cansaran ni los monstruos internos ni los cazadores externos, de perseguirme, de hacerme caer, de cazarme. 
Faltan la sonrisa, la chispa y la mirada. Las tres mias, las tres únicas e irrepetibles. Las tres cubiertas de telarañas en el desvan de los tiempos mejores. 

Iré a por ellas, pero no será fácil liberarlas, su secuestrador no quiere negociar y es más fuerte y listo que yo. Ese miedo que tengo como enemigo me las quitó y cumple su amenaza de no devolvermelas nunca, si no le derroto en una ardua batalla. 
Miedo feroz disfrazado de lobo que aulla, vigila y rodea mi escondite, esperando que falle. 

Cada vez soy mejor...pero me falta mucho. De momento la pared que construi a mí alrededor, parece aguantar más de lo que creía. 

Se encumbró varios años después de lo que tenía pensado, gracias a un anuncio de desodorante. John Paul Young y su amor por todo el aire, me sirven para cerrar este post sobre, pequeños logros tardíos y sobre sapos que fueron príncipes. 









Comentarios

Entradas populares