DÉJALA CORRER

 Bruce lo dijo. Y ahora lo he entendido. Ser agua, amigo mío. Fluir. Adaptarte a todo, deslizarte sin prisa pero sin pausa. Ser capaz de casi todo. Ni el fuego, ni la mano del hombre, acaban contigo. Estar. Siempre. De cualquier forma, pero estar. Ser tormenta implacable que asuste a cualquiera y que borre del planeta todo lo malo, para reconstruir, reiniciar. Ser lluvia que trae esperanza, alegría y prosperidad. O simplemente calmar la sed. De muchas cosas. Cuando el caos se instala, cuando la vida aprieta.  Eres agua. 


También dudarás, también cambiarás de velocidad y también tendrás tus problemas. Pero no importa, marcaras un objetivo y lo seguirás a rajatabla. Avanzando, circulando, llegando, cayendo...o quedándote un rato. Ni el frío, ni la temperatura más extrema, podrán hacerte desistir. Encontrarás siempre la forma de superarlos. Porque fluiras porque estarás...y porque todo irá bien. 

A veces serás de lágrimas, de dolor o de recuerdos, otras de golpes de ira incontrolados, o quizás simplemente seas por malas rachas seguidas. Da igual tú origen, te dejarás llevar y pasarás. Por todo y contra todo. En especial contra los muñequitos aleccionadores de los hombros y su incansable jefa de arriba. Lo harás...de vez en cuando, no pensarás en los obstáculos, simplemente lo harás. Y si es malo, pues lo inundas o te frenas y haces un secarral, según el caso. La vida es así y Bruce lo sabía...el agua no tiene rival y sobretodo es vida y está viva. Que es lo que toca. Ser vida y vivir. Como el agua. Como eres tú. 

Fue un genio y como todos, bastante especial. Dejó varias obras para la historia como este despliegue vocal, instrumental y absoluto que me sirve para cerrar el post de hoy sobre agua y ser libre, indómito y de todos los colores...como ella.



INFUSIONES DE POMELO

Con letras doradas pero temblorosas. Así se escribe. Porque las dudas están ahí. Enganchadas a la ilusión y a los sueños, disfrazadas de prudencia. Y así te lo cuento también y te escucho contarlo. Pero tú las camuflas mejor, haces que solo se vea el brillo, el oro de las letras. Hay que hacerlo, aún así, hay que intentarlo. Hay que pensar que no hay triunfo sin fracaso ni ilusión sin desengaño. Todo ha cambiado, los brazos extendidos son ahora renglones en libretas viejas y las cervezas de terraza, son infusiones relajantes tomadas en la intimidad.  Mejor escribirlo que contarlo, no vaya a ser que me dé por juzgarte mientras me lo cuentas. 



Dices que no me asuste al leerlo, que por favor llegue hasta el final y que comprenda que es la mejor manera de decirme que la quieres. Que te has enamorado sin querer y que tus piernas tiemblan de miedo. 

Lo que no sabes es que a mí me pasa igual, que el corazón conduce y el miedo descarrila, que me encanta su locura, su caos y la tremenda dulzura escondida en sus labios. Y que yo también la quiero. Que las heridas pasadas son maestras y que una vez más nuestras vidas van en un curioso camino paralelo. 

Ninguno queríamos, y ninguno de los dos quiere. Ninguno quiere alterar ni una coma de su ansiada y costosa libertad, pero ya es tarde. En tus líneas y en las mías se escribe lo mismo. Pero creo que tú transmites un poco más de claridad y menos fuego. Ya sabes que el impulsivo de los dos siempre fui yo. 

Con esa altura, esa cara y ese todo, el tipo daba un miedo que lo flipas, como para cruzartelo por la calle. Su bittersweet symphony, te dice que tires palante.  Pero se encumbró con esto y así pongo fin a este post sobre contar momentos dulces, amargados por el miedo. 







LO DE ANTES

 

Derribaba puertas a su paso. Se marcaba retos imposibles y era incapaz de pasar inadvertido. Cuando se le metía algo en la cabeza no paraba hasta intentar conseguirlo. Nunca tuvo límites. En su libertad estaba su encanto. Tuve que soportarle durante años, me hizo su amigo fiel y me contaba mil historias de aventuras con unicornios pastando y cielos azul celeste. Jamás le creí capaz . Jamás pensé que ninguno de sus planes saliera bien. Era un loco gracioso que solo pretendía disfrutar. Se metió tanto en mi vida, que ha estado en todos los momentos importantes. 


Ahora lo intenta otra vez. Convencerme. Quiere arrastrarme a otra de sus fantasías.  Quiere que salga. Que le escuche. Como antes. Pero está vez solo a él. Que me deje llevar, que le confíe los mandos de mi vida. 

Quizás sea el golpe definitivo, el último paso. Quizás sea lo que me falte, quizás esta vez tenga razón. Creo que voy a darle la mano y a cerrar los ojos. Y que me guíe. Pero sin explicarme el plan, por favor, que si no igual me arrepiento.  Sin hablar, que utilice los recuerdos y las emociones y lo demás pasará. 

Algo ha cambiado, noto el aire y la piel. Y las cosas buenas de antes. De mucho antes. Las perdidas, las enterradas, las forzosamente olvidadas. Vuelven. Las ha traído él. Ahora me acuerdo, me da miedo pero me gusta. Sigue igual de loco, pero lo respeto muchísimo porque pienso que siempre pudo aunque no lo pareciera.

Ha sido mi amigo, mi amor y ha estado cuando he alzado la voz. Por eso puede ser que tenga razón...Con un dueto de las voces de dos grupos que lo petaron a la vez, cierro este post sobre escuchar al único que siempre estuvo contigo...para todo.