PECATRICES
OVILLOS, CARMÍN Y CHAMPIÑONES
Juntandolo todo da miedo. Impresiona bastante. Pero me encanta que haya pasado. Está cargado de dudas, recuerdos grises y varias inseguridades adquiridas, pero da igual, se desplaza sobre ruedas. Y es para vivirlo, para montarse en él y volar, nadar, correr, respirar o lo que convenga. El momento ha llegado y ha venido para quedarse. Pora tejer historias inolvidables y para perfumar el ambiente. Es grande pero inofensivo y me hace tanto bien...eso es lo que importa. A lo mejor era a esto a lo que se refería Baloo cuando decía lo más vital. Porque me ha traído vida, me ha devuelto la que perdí y un poco más para ser exacto. Aunque también ha dejado algo de lo anterior pero entendiendo que es necesario que también esté.
Como una bola de demolición o un pincel de tipex que tapa los tachones de la vida, ha sido así. Y ha provocado que hasta me coma los champiñones aunque los odie solo por que me los como contigo. Que el carmín inunde todas mis copas y que descubra que yo también tuve errores en relaciones pasadas. Que vea lo que soy, que no es más de lo que un día olvide que fui y lo que puedes ser tú si sigues a mí lado.
Que el corazón tenía mucha razón pero la cabeza también y que solo hacía falta paciencia, una fortaleza descomunal y bastantes dosis de aprendizaje vital. Reconozco que estoy temblando pero encantado de la vida porque aunque el futuro no asegure su color, seguro que será mucho menos oscuro, desde que me completaste.
Lo hace todo ella solita, produce, mezcla y canta, casi como la niña del video que prueba de todo para divertirse. Con esta oda a la alucinación, cierro el post sobre el estado en el que me has metido, entre la fantástica realidad y un bonito sueño.
PARPADEOS
Ibas de rojo. Me llamaste para que me acercara a tí. La luz de la ventana se había colocado para dar tu mejor versión. Tú que siempre habías sido la oscura del lugar ahora lucias como nunca. Tenía mi cabeza y sobretodo mi corazón en otro lugar, destinado a una lucha imposible, por eso no vi las intenciones que traias. Y fui. Como el que va a descansar a un banco del parque, tranquilo, confiado, sin temor. Eras la Luna, la que nunca había hablado conmigo más de dos frases entre chascarrillos. Que podía pasar...no podrías querer nada importante de mí. Y de repente lo hiciste, rompiste tu máscara y sacaste todo el amor de dentro. Para mí, solo para mí, si yo lo quería.
No te salió bien. El árbol cayó hacia el otro lado y no reaccioné. Fue cuando lo viste, cuando te salió la risa nerviosa y los morros se apretaron. Te enteraste entonces de donde estaba mi cabeza y sobretodo de donde estaba mi corazón.