LA VERBENA DE LOS GUISANTES

 Parece que está maldito. Parece que si empiezo a decirlo por aquí, se va a marchitar. Parece que en cuanto vuelve la ilusión, llega el desengaño con toda su furia y se lleva de un plumazo todo. Asi que no lo diré. No diré, que en las cartas estaba la magia. Que en el apenas saber, se descubre mucho. Y que lo que siempre funcionó nunca pasa de moda. Es más puede con todas. Entonces mejor no digo, que no es una racha, que empieza a ser un cambio, una significativa mejora. Un ya era hora. A lo cual añadiría...ya era hora, joder. Porque ya está bien. De primero pensar que era yo, de luego pensar que erais vosotros, para terminar pensando que era irreversible y natural. Nada de eso, no me gustan los guisantes...pero me los como. Y así muchas cosas más. Al final es abrir la tolerancia un poquito y asumir que a lo mejor tú eres un guisante para alguien y que hará el esfuerzo de comerte... porque eres tú. Simple y llanamente. 


Que el fuego se lleve lo malo y que el tiempo baile con las hojas, como recordándote el otoño, los cambios. Y se te hiela la piel, te quedas frío como los guisantes que me cuestan tanto de comer. Ese frío que traía el miedo, la inseguridad, la certeza de haber fracasado. 
Pues ahora ese frío es de cambios, de vientos mutantes que traen alegría y esperanza, que en vez de recordarte estaciones antiguas, te evocan a pensar cuando eras un niño, cuando solo querías jugar. Cuando reías. Cuando solo hacías tonterías que nadie entendía. 

Dicen que para eso se saltan las hogueras y se hacen verbenas para quemar el pasado, para celebrar algo bueno que todavía no ha venido, pero que el corazón sabe que será para celebrar. Este año, mi verbena ha sido con guisantes. Que se han puesto más verde oscuro que nunca por el tiempo de espera entre degustación y degustación. Pero esa era la prueba. La gracia del destino...imaginar que esos guisantes eran destellos de luces verdes esperanza, que acabarán de momento con el frio. Y que a lo mejor me acercan a ti... definitivamente. Quién sabe. A partir de ahora los comeré con una sonrisa...eso lo tengo claro. 

En inglés se llaman PEAS y en honor a ellos, los extraños protagonistas de este blog, cojo la primera canción de este grupo para cerrar. Una pregunta complicada pero muy necesaria de hacer...quién la responde? 




EL CORAZÓN DE DIÓGENES

 Guárdamelo. El dichoso miedo paralizante. A ver si teniéndolo tú, te hace caso. Guárdamelo. El último recuerdo contigo. Ese que tú y yo compartimos y que nunca morirá. Nunca. Guárdamelo. El sueño que repito cada noche. Ese que me pinta el mundo de arcoiris. Guárdamelo. El pedazo de tierra donde empezar a vivir de nuevo. Cerca de ti. A tu lado. Me lo guardas tu mejor, este corazón pesado que sigue creyendo en amores de película. Que hable con el tuyo y se distraiga. Quiero que lo guardes tu. El secreto jamás contado, que nació entre susurros y murió entre silencios. No me digas dónde guardarás todo eso. Confío en tu discreción y cuidado. Es que si lo guardo yo, alguno lo pierdo, o se me escapa o incluso me acaba dominando todo el espacio. Mejor así. Se conservará mejor, que en cualquiera de mis cajones desordenados..



 Guarda las voces que tan dulcemente hablaron. Y las manos que acarician, guardalas. Guárdame las fotos, aquellas en las que siempre sonreíamos. Guarda las lágrimas derramadas, en botes, las mías y aunque no lo reconozcas, las tuyas también. 
Guarda las risas que retumbaban y que provocaron las envidias que después florecieron..
Y si cabe algo más, guárdame...contigo. Para siempre si es posible. En un sitio privilegiado, que cuando busques estás cosas me veas, me pienses, como yo lo hago, desde entonces. Con más ilusión y fe que realidad.

Él literalmente le cantó a los monstruos internos que guardamos en armarios y ella guardó todos sus recuerdos y construyó una leyenda. Se juntaron para limpiar y revisar ese armario donde guardamos las cosas. Con ellos cierro el post de hoy.