CLAU

 Ya no tienes límites. Tengo que empezar a asumirlo. Ya has crecido tanto que no puedo albergar te en mi pecho. Te tendré que querer con más cosas que el alma y el corazón. Superas las barreras y das lecciones de como se puede llegar tan lejos y tan pronto. Otra vez estoy aquí para intentar hacerte justicia en tu cumpleaños. Otra vez intentando subir el listón que me ponen tus mejillas. Otro post para lista de post dedicados por un padre pesado, y pasado de moda. Otra para el cajón o donde lo quieras guardar. Así que sí, no me lo preguntes, porque ya sabes que sí. Puedes hacer lo que quieras, convertirte en lo que quieras e imaginar todo lo que quieras. Porque nadie podrá pararte. Ya no. 


Lo has vuelto a hacer. Y no será la última vez que lo consigas. Hacer que todo a tu alrededor caiga en perfecta armonía, que sea del color que a tí te apetezca y que encaje sin ninguna fisura. Y todo eso sin despeinarte y usando la fuerza de tu parpadeo y de tu extraordinario corazón. Y lo que te queda. Bien lo sé yo, lo que te queda. La enorme capacidad que tienes, lo poco que has enseñado es luz, brillo y destellos de absoluta genialidad. 

No sé a quién agradecérselo, que tenga el privilegio enorme y el orgullo eterno de contemplar lo que eres desde la primerísima fila. Quiero que empiece de cero o que todo vuelva a empezar, para que el final nunca llegue. Para que  nunca te acabes. Felicidades preciosa, princesa, reina, diosa o como te quieran llamar, tú siempre serás mi Clau, mi pequeña gran creación, mi obra maestra. 

No cambies, y perdona a este padre por intentar inútilmente estar a tu nivel. Pero hoy eres tú la estrella aquí , aunque en nuestro pequeño mundo, lo seas siempre. 

Espero que Jorge no se enfade por cogerle está canción aunque como padre seguro me entenderá también. Con calcetines de maldita Nerea cierro este post resumiendo una frase de la canción, para que siempre seas lo que tú quieras ser, Clau. 





PENITENTES POR AMOR

 Maldito, no me has traído más que problemas. Me has llenado el pecho de flechas y el corazón de esperanzas. Prometiste que no lo ibas a hacer, que aquella flecha iba a ser la última. Que venías para ayudar. Mentiroso, espero que te echen del cielo,porque de angelito tienes poco. Ahora ya da igual, el veneno ya está en la sangre y los sueños se cansaron de esperar a ser cumplidos. Como se puede ser tan diablillo, como se puede vender tanto humo. 


Me hiciste soñar para despertarme entre leones hambrientos, me dijiste que era para sanar a mí corazón y a otros corazones heridos. Y ninguno se curó. Ni el mío ni las que tus flechas caprichosas decían que eran para mí. Nada. Pero que sepas que tú también pierdes. Eres un mito, una leyenda, un personaje para contar con una versión muy particular. 

Ya nadie te cree, cabroncete de pelo dorado. Yo era tu más ferviente seguidor. Pero si es muy fácil, se trata de querer, simplemente eso, querer. No se puede fallar tanto en eso. Salvo que quieras hacerlo. Amar es cruzar metas imposibles, es no ponerle peros a nada, es crecer, es curar, es unir, pero es todo eso y más, sin tí. 

Así que vete al infierno, ese donde nos has metido a todos, ese en el que vivimos víctimas de tus flechas, de pensar que me iban a querer o que yo iba a quererlas. Embarrados y condenados, así nos dejas y así, empiezo a pensar, nos querías, desde el principio. 

Fue su mayor acierto y la catapulta definitiva al éxito durante bastantes años. Y no será por cansino, como el de las flechas, que maldigo en este post, que le sobra mucha intención. Con Coti, cierro el post de hoy. 







BAILANDO CON VELAS

 Fuera llueve. Como siempre que soplo las velas, cómo queriéndome recordar la tormenta que incansable me persigue. Ha llegado el viento también, tarde pero justo para conseguir ponerlo todo patas arriba. Y estan todos, los que vigilan que siga desterrado, los que me ayudaron a subir, los que me encontré abajo y el mejor regalo de mi vida que me convirtió en rey. Tal vez falten cosas pero ahora mismo no importa. Vendrán. Y se irán otras. Y cuando menos lo esperes soplas otra vez. Vuelve el circo, los juicios y los fallos. Volveré a equivocarme y a oír los aplausos cuando lo haga. Y los silencios cuando acierte y lo consiga. 



Quieres que baile, que lo celebre con una amplia sonrisa, la que te prometo cada año para este día y la misma que me sale cuando es el tuyo. Y suena la misma música de todos los años mientras pienso el deseo justo antes de soplar. No hay que pensarlo mucho, el que te venga, el que te nazca del corazón. Total por desgracia nunca se cumple. Quizás es por qué es demasiado imposible o quizás por qué eso de desear mientras se apagan las velas no deje de ser una dicha popular y punto. 

De repente encuentro tus manos, ya es tarde para excusas y quejas, toca ser torpe como en el resto de los días y aguantar el tipo y el momento como se pueda. Eres fina y delicada, con una luz que nunca se apaga como las velas de broma y te esfuerzas en hacer que nunca olvide mis días. Esos en los que me dejan ser rey para todos. 
La tregua se acaba y volverán los lobos a rodearme y yo a defenderme con piedras y espadas de madera. Estos no bailan ni están para fiestas. 

Se juntaron dos, sobrados de talento y cualidades y como no podía ser de otra manera, hicieron una maravilla prácticamente perfecta. Con el clásico resultado de unir a Bowie con Mercury, cierro el post sobre olvidar la presión un día o intentarlo.