Es mi fruta favorita. Me gustan de agua, en almíbar, de todas formas. Sus mejillas me recuerdan esos melocotones jugosos que tanto adoro. Porque el tiempo pasa muy rápido y ya tienes 7 meses. Tiempo suficiente para hacerme cambiar, para hacerme entender que aquel que un día fui, era una persona genial, brillante, que debo volver a ser optimista, positivo y alegre.
Todos los días tengo la suerte de besar esas enormes mejillas rosadas cual melocotones. Es verlas y recordar esa fruta. Te comería, más de lo que ya hago. Cuando sonríes, brillan, cuando lloran tus lágrimas se deslizan como la lluvia por la fruta. Es un amor, una impresión indescriptible. Hay que sentirlo. Quiero que esas mejillas sonrojadas siempre sean mis melocotones favoritos, pero nunca me los comeré, en el sentido literal, siempre serán mios, nunca se pudrirán. Los regaré con mi amor y se mantendrán rosados con tus sonrisas.
No estoy loco, los que disfrutan de sus bebes como yo, me entenderán y si no lo hacen, da igual. Tenia ganas de hacer un post y eso que no tocaba, pero sus mejillas llenas de enorme felicidad me lo pedían a gritos.
Claudia, eres grande y más lo vas a ser. Lo tuyo promete... grandes momentos de alegría y grandes momentos en general. Espero que algún dia puedas leer esto y entiendas porque el flipado de tu padre escribía estas cosas.
Son iguales, tu piel de las mejillas y la piel del melocotón. De mayor pensaran que eres inglesa o extranjera como nos pasa a tu madre y a mi... que cuando nos oyen hablar en perfecto español se asombran que un inglés hable tan bien nuestro idioma. La pobre tan blanquita, tan alegre... Esa de arriba no eres tú, no quiero poner tu foto, para evitar posibles recelos o represalias. Pero este post no es negativo es el post de tus mejillas, otro post para mi CLAUDIA, otro mini regalo de papa para la historia. Inundo de besos esos melocotones mejilleros y tú tan feliz y yo tan pequeño...
Cierro este post tan raro pero necesario con un vídeo como siempre...
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